Tras un caluroso día, solemos abrir las ventanas por la noche para que entre aire fresco. Es un acto intuitivo, pero ¿cuál es el efecto real en la temperatura interior?
Las olas de calor de verano suponen un riesgo para la salud de las personas mayores, los niños y quienes necesitan asistencia. Nuestro equipo de investigación de VIVA Park en Wopfing (Austria) quería saber cómo influía la ventilación nocturna de verano en la temperatura ambiente de los diferentes tipos de edificios.
¿Hay diferencia entre dejar que entre aire fresco por la noche a una vivienda de ladrillo sin aislamiento y a otra con aislamiento? En cada casa, el equipo de investigación abrió las ventanas tres veces al día durante 1,5 horas (una vez por la mañana y dos veces al final del día) para renovar completamente el aire interior. La temperatura media de cada vivienda se verificó cada cinco minutos.
Se demostró que la temperatura ambiente máxima de las viviendas provistas de aislamiento era, durante un corto periodo de tiempo de 4 días de calor, más de 2 °C inferior a la de la vivienda sin aislamiento con el mismo diseño.
Esto se debe al aislamiento de los muros exteriores. Abrir las ventanas por la noche solo supuso un breve descenso de la temperatura interior en ambas casas.
La mejor forma de conseguir una temperatura ambiente agradable de forma sostenible y respetuosa con el medioambiente es emplear una construcción lo más maciza posible y un aislamiento térmico eficiente. Los muros macizos con aislamiento funcionan como un escudo frente al calor, ayudan al efecto de enfriamiento y proporcionan temperaturas ambiente más constantes.