El efecto de las persianas exteriores en la temperatura interior

Los mejores tipos de edificios para cumplir las medidas de ventilación de la COVID-19

Subir o bajar las persianas puede ser objeto de controversia. ¿Debemos sacrificar la luz para huir del calor en verano o el tipo de construcción de la vivienda determinará si las persianas son realmente necesarias?

Un caluroso día de verano, nuestro equipo de investigación se desplazó a VIVA Park en Wopfing (Austria) para medir la incidencia de las persianas en la temperatura interior. Cada módulo de ensayo se aisló y construyó con un material de construcción diferente, pero se instalaron las mismas persianas exteriores.

 

Lo primero que hizo el equipo fue bajar todas las persianas de los edificios, lo que produjo muy bajas fluctuaciones de la temperatura ambiente en todas las casas piloto. La temperatura más constante se midió en la vivienda de muros de doble pie de ladrillo (51 cm), seguida de la construcción de un pie de ladrillo (25 cm) y la de hormigón. La fluctuación de temperatura más elevada (1 °C) se midió en la construcción en madera.

 

Esta situación cambió cuando se volvieron a subir las persianas. Las casas se calentaron mucho al mediodía y por la tarde debido a los rayos del sol. Esto dio lugar a intervalos de unas 6 horas en los que la temperatura ambiente de las respectivas casas era constantemente alta (entre 23 y 26 °C). Las fluctuaciones en la temperatura interior durante el día fueron de alrededor de 2 °C en todas las construcciones.

 

La investigación evidencia que bajar las persianas tiene un impacto positivo en la temperatura ambiente durante los meses de verano, incluso en estancias con ventanas pequeñas. Solo se compararon los módulos con aislamiento y se comprobó que cuanto más macizo fuera el método constructivo, más fría sería la temperatura interior.

 

Las viviendas de hormigón y ladrillo estaban, de media, 2 °C más frías que las construcciones en madera. Optar por un material de construcción macizo, aplicar el aislamiento y proporcionarle la máxima sombra posible garantiza la mejor protección frente al calor.

 

Comparar todos los datos de VIVA Research Park.

Método de investigación

En diciembre de 2019, se abrieron completamente todas las ventanas de todas las casas con aislamiento —excepto la vivienda de hormigón celular— durante 30 minutos cada una (ventilación de choque). Un sensor de temperatura registró la temperatura ambiente antes, durante y después de la ventilación. En noviembre de 2020, se llevó a cabo la ventilación basada en las recomendaciones actuales por la COVID-19. Para ello, se abrieron las ventanas de las casas con aislamiento (una casa por cada tipo de vivienda) durante 15 minutos, se volvieron a cerrar durante 30 minutos, se abrieron de nuevo durante 15 minutos, a continuación, se cerraron durante 30 minutos y se volvieron a abrir durante 15 minutos. Las temperaturas ambiente se registraron a lo largo de todo el ciclo.

Aviso legal: Este artículo no es una recomendación sanitaria. Se centra exclusivamente en los efectos de la ventilación en la temperatura ambiente.